Los Fanconi llegan a Madrid como maestros pasteleros en 1840 para fundar un café con los Matossi.
Un café pero no solo
El Café Suizo, situado en la esquina de la calle Alcalá con la Ancha de Peligros (hoy Sevilla), sería uno de los centros neurálgicos de la vida cultural e intelectual de la ciudad hasta 1919. En ese más de medio siglo sus mesas alojarían las tertulias de los hermanos Bécquer, de Pérez Galdós, de Gaztambide, de Madoz, de Ramón y Cajal (“…yo debo mucho a las sabrosa tertulia del Suizo”), de López de Ayala, de Benavente, de Cánovas, de Echegaray. En sus salones se maquinarían los intentos revolucionarios de 1848 y se gestaría la insurrección de 1854 que dio comienzo al Bienio Liberal.